¿Cómo comunicar la muerte a los niños menores de 6 años? (2 de 4)

A esta edad el niño tiene un pensamiento concreto y, por tanto, se toma las cosas en un sentido muy real, literal. Así pues, confunde realidad y fantasía. Por ejemplo, ve dibujos animados donde los personajes sobreviven a la muerte. En este sentido, es importante explicar la muerte como el hecho de que el cuerpo deja de caminar, de respirar, ya no come, ya no volverá a despertarse nunca más,.... poniendo énfasis en las expresiones del todo o nunca a fin de ayudar a eliminar cualquier idea falsa sobre que quien se ha muerto va a volver. Una idea que puede ayudar a explicar lo que es la muerte es la de que el cuerpo ya no podía funcionar más y por eso la persona (o mascota) se ha muerto.
Tomar conciencia de la muerte plantea a los niños de esta edad dos retos cognitivos:
- Cuando un niño de esta edad descubre la realidad de la muerte, se inquieta pensando que también les puede ocurrir a sus padres o cuidadores. Teme el abandono y el desamparo. Es necesario que los adultos mencionen que la muerte habitualmente ocurre cuando somos bastante mayores, pero, si no fuera así, le cuidaría X familiar.
- Y si la muerte ha sido anunciada, es decir, ha ocurrido tras una enfermedad, el reto consiste en diferenciar claramente para el niño que hay dos tipos de enfermedades: las comunes (constipados, dolor de barriga, otitis, etc.), para las que los médicos siempre tienen una solución. Pero que hay otras enfermedades mucho más infrecuentes y muy graves, para las que los médicos a veces tienen solución, pero otras no. Además, está la vejez, que no es una enfermedad, sino que supone el momento en que el cuerpo ya está tan gastado, que no puede seguir. Esta diferenciación conceptual es crucial para que el niño no se asuste la siguiente vez que le duela la cabeza o que tenga gripa.
En el caso de una muerte anunciada, es importante ir preparando al niño explicándole la gravedad de la situación, sin asegurar la ocurrencia de la muerte, pero avisando que la enfermedad es muy grave, que los médicos tratan de hacer lo que pueden, pero que el tratamiento no funciona, etc. Es bueno implicarles en el proceso en la medida de lo posible, haciendo un dibujo para la persona que se está muriendo, visitándola mientras aún está consciente y dándole al niño la sensación de que forma parte de los cuidados y de todo el proceso de preocupación y preparación para el desenlace.
En el caso de una muerte repentina, cuando la muerte es inesperada, hay que tratar de ayudar al niño a aceptar la noticia sin preparación alguna, cosa que cuesta tanto a los niños como a los adultos. Verbalizar nuestra incredulidad y nuestro shock les ayuda a entender que todos, niños y adultos, necesitan un tiempo para asimilar lo ocurrido. (Ingeborg Porcar, UAB). #padresestrella #padresqueestánpreparados
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