Un cambio a la vez.

Espero que este artículo le sirva a todas aquellas mamás que nos han preguntado por inbox y en consulta al respecto. Todo cambio en nuestra rutina, aunque sea favorable, causa inseguridad temporal, estrés y cierto desgaste energético pues implica que tenemos que hacer varios acomodos a nivel psíquico, social y emocional. Todos lo hemos vivido, con un cambio de trabajo, de pareja o de casa. Y si hablamos de cambios desfavorables, hablamos de más estrés, miedos asociados, duelos y pérdidas que todavía implican un mayor desgaste psíquico. Hay que tener esto en cuenta siempre que queramos agregar o cambiar algo en la rutina de nuestros hijos, sobre todo, si son menores de 6-8 años. Lo más recomendable es hacer un cambio a la vez y dar tiempo para que el niño sufra el duelo, se enoje y después se tranquilice, o se adapte pacíficamente. No sólo es una forma amorosa de acercar a nuestro hijo a un mundo cambiante como el nuestro, al mismo tiempo, le estamos dando herramientas psíquicas para que de adulto pueda manejar exitosamente la agitada vida que seguramente le tocará vivir. Si regulas el mayor número de cambios en la vida de tu hijo pequeño y lo acompañas en cada proceso, avalando sus emociones e inseguridades, siendo un sostén amoroso y paciente mientras decide avanzar de forma independiente, le estás dando un gran regalo para su futuro: la sensación de que él es capaz de afrontar cualquier cosa que venga. Si por el contrario, el mismo mes que nace el hermano lo sacas de su cuna y lo mandas a la escuela por primera vez o si aprovechas un cambio de casa para quitarle el pañal y la mamila, estás complicando sus primeros procesos de adaptación al cambio. Estás aumentando sus niveles de angustia, inseguridad y estrés lo que probablemente le impida adaptarse exitosamente, dejando una huella de incapacidad y falta de fortaleza en su personalidad. #PadresEstrella #padresquehacenuncambioalavez
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